Si una persona escucha, mientras está durmiendo, la música
que está aprendiendo a tocar, su aprendizaje de la misma se reforzará
notablemente.
Investigadores de la Universidad del Noroeste en Evanston,
Illinois, Estados Unidos, han realizado un experimento en el que los participantes aprendieron cómo ejecutar
dos melodías generadas artificialmente. Luego, mientras los participantes
dormían una siesta de 90 minutos, los investigadores hicieron sonar, a un
volumen lo bastante bajo para no despertar a los sujetos de estudio, pero lo
bastante alto para su capacidad auditiva, una de las melodías que habían sido
practicadas, pero no la otra.
Usando métodos de electroencefalografía (EEG) para registrar
la actividad eléctrica del cerebro, el equipo de Ken A. Paller, Paul J. Reber y
James Antony se aseguró de que la música sonase durante la fase del sueño
conocida como Fase de Ondas Lentas (sueño profundo), una fase que ya había sido
vinculada al fortalecimiento de recuerdos.
Después, una vez despiertos, los participantes cometieron menos errores al presionar las teclas para interpretar la melodía que había sonado mientras dormían, en comparación con cuando tocaron la melodía que no sonó durante su siesta.
Después, una vez despiertos, los participantes cometieron menos errores al presionar las teclas para interpretar la melodía que había sonado mientras dormían, en comparación con cuando tocaron la melodía que no sonó durante su siesta.
Los resultados parecen demostrar por tanto que la
estimulación externa mientras se está durmiendo puede ejercer un efecto de
fortalecimiento de un recuerdo, si las circunstancias son las adecuadas.
Conviene matizar, tal como apunta Reber, que el efecto visto
en esta investigación no consiste en aprender cosas nuevas mientras uno duerme,
sino en la potenciación de un recuerdo ya existente, una potenciación que se
logra mediante la reactivación de información adquirida recientemente.
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